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Ricardo Silva: Es más importante recordar el drama que la épica de la violencia colombiana

InternacionalesRicardo Silva: Es más importante recordar el drama que la épica de la violencia colombiana

AGENDA ORIENTAL, Bogotá.- El escritor colombiano Ricardo Silva Romero se aventuró a hacer un "mural" escrito sobre la toma y retoma del Palacio de Justicia, que dejó 94 muertos y cerca de una decena de desaparecidos el 6 y 7 de noviembre de 1985, porque considera que es más importante recordar el drama que la épica de la violencia.

"Hay un cruce de épicas: la épica de la guerrilla (del M-19, que se tomó el Palacio) y la épica del Ejército (que lo retomó a sangre y fuego). Pero a mí lo que me ha importado más es el drama de cada quien. Creo que tiene en común eso este libro con algunos otros que habré hecho, que es el propósito de recordar que es más importante el drama que la épica", expresa Silva en una entrevista con EFE.

El libro al que se refiere se llama 'Mural' (Penguin Random House) en el que el autor se aventura, a través de la ficción, a relatar lo sucedido esos dos días con un "barrido protagonizado por todos" los que allí estuvieron.

"El propósito es humanizar a todos los que estuvieron allí, es decir, se llama mural porque justo esa es su estrategia narrativa (…) es un mural literario", afirma.

La toma del Palacio, situado en el costado norte de la céntrica Plaza de Bolívar de Bogotá, comenzó el 6 de noviembre de 1985 cuando guerrilleros del M-19 irrumpieron en el edificio y tomaron como rehenes a cerca de 300 personas, entre ellas los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y del Consejo de Estado.

El Ejército retomó al día siguiente el palacio, acción que dejó 94 muertos, entre ellos 11 magistrados de la Corte, numerosos heridos y cerca de una decena de desaparecidos.

Sanar las heridas

Para Silva, también autor de 'Historia oficial del amor' y 'Autogol', el 40 aniversario de la toma y retoma del Palacio de Justicia llegó en un momento en el que Colombia está "más fanatizada que nunca" y 'Mural' busca ser "una especie de alegoría contra el fanatismo" político, que considera que se ha exacerbado durante el Gobierno del presidente Gustavo Petro.

Sin embargo, opina que al mismo tiempo que existe en Colombia una "cultura de la violencia, una cultura de la aniquilación", también "ha habido una cultura de la paz y de la terapia nueva".

"A mí me tiene asqueado que esa cultura (de la violencia) también resista, así como está la de la paz, la de la terapia, la de todos los que estamos escribiendo lo que pasó, lo que recordamos. Hay una coincidencia de mucha gente escribiendo sobre lo que pasó y lo que vimos, lo que es muy importante y es señal de sanidad", añade.

Preguntas abiertas

Tras una ardua investigación de lo ocurrido en noviembre de 1985, Silva considera que más allá de preguntarse si el narcotraficante Pablo Escobar financió la toma, o si el Ejército dio un golpe de Estado al entonces presidente, Belisario Betancur (1982-1986), el país debe reflexionar sobre lo "repugnante" que fue todo lo sucedido.

"Hay una cantidad de preguntas que además la gente que las hace como que ya tiene la respuesta en la cabeza y quiere confirmar sus sesgos, que es algo que a mí me ha impresionado; es decir, este tema de los 40 años del Palacio estaba más bien asimilado a nuestra cultura. También estábamos de acuerdo en que era demencial ese asunto", expresa el autor.

En su opinión, lo sucedido el 6 y 7 de noviembre de 1985 "ahora lo está usando todo el mundo para su servicio y eso me parece que también es una razón para haber escrito el libro".

"La idea (de 'Mural') es desmontar esas versiones que le sirven a la gente de un lado para decir: 'es que el Estado colombiano es asesino'", mientras el otro lado dice: "’es que esa izquierda es asquerosa'", explica.

Por eso, Silva Romero trató de "demostrar que todos tenían sus razones y eran demenciales. Es decir, si la guerrilla quería salvar al pueblo, los otros querían salvar la patria y no había reflexión de por medio".

"Me parece que hay una distorsión que no creo que sea solo colombiana, sino del mundo, y es ver heroica a la gente que va armada y no a la gente que sabe cosas, como los magistrados, o que siente cosas, como los padres y las madres que estaban allí", concluye el escritor.