jueves, mayo 15, 2025
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Reflexiones atrevidas #103: Leonel vs David: la apuesta de hoy hacia el 2028

AGENDA ORIENTAL, SANTO DOMINGO.

 

Por José Francisco Peña Guaba


En tiempos de infocracia, es casi una osadía o atrevimiento el pronosticar sucesos para los cuales faltan todavía tres años, mucho tiempo para no entender que muchas cosas pudiesen cambiar, porque la era digital está transformando sociedades y nosotros en Dominicana no tenemos por qué ser la excepción.

Solo que cuando se va a analizar la política y los posibles escenarios electorales, hay que tomar en cuenta otros factores más allá de la percepción que crean las redes sociales y las encuestas contratadas, muchas veces para beneficiar a los interesados. Pero no se debe ser superficial en el análisis, y hay que tomar en cuenta otros decisivos componentes: la historia e idiosincrasia del pueblo, los intereses sectoriales y particulares, más los necesarios recursos económicos, que son elementos fundamentales para poder evaluar el próximo contexto electoral en esta nuestra singular República.

Las redes sociales, es verdad, dan visualización y reconocimiento, más no todo eso se convierte en sufragios. Simple: porque simpatía no es voto. El logro de un voto es algo mucho más difícil, porque la popularidad, aunque es una mercancía que se compra en este mercado persa de la política vernácula, hay que también comprender que en la celeridad del mundo de hoy mantenerla es tarea ciclópea, porque cualquier mínimo accionar que se considere negativo esfuma de pronto en la población el posicionamiento que tiene un aspirante en el momento. Pero existen, no lo duden, otros elementos que pesan aún más para lograr el poder en República Dominicana.

Es que la suma de todo lo que hay que tener a la vez para armar la mesa del poder es algo muy complejo, porque existen realidades muy claras que definirían quién se pudiese alzar con la victoria en un proceso electoral. Por lo que paso a explicarles en detalle los pies de la mesa que construyen la llegada a la mansión de Gazcue:

1. Hay que tener una estructura política organizada y con cientos de miles de miembros, con estructura y representación a nivel nacional, en cada provincia, en cada municipio, distrito o paraje, y necesariamente también en todos los lugares en donde resida la diáspora dominicana.

2. Un partido no solo debe contar con un sólido apoyo de la población; tan importante como eso es que su dirigencia de base se capacite y se decida a defender los votos de sus candidatos a uñas y dientes en 19,000 colegios o mesas electorales. Magna tarea en un país donde se compra el día mismo de las elecciones una parte importante de los votos y en donde “las actas matan votos”.

3. En uno de los países donde el clientelismo político es una realidad —el de nosotros— es por ello que ningún proyecto presidencial puede llegar al poder sin el dinero suficiente para lograrlo. El contar con la logística (como le llaman los políticos a los recursos económicos) es algo imprescindible. Ahora bien, está más que claro: “que no siempre gana el que tiene más dinero, pero casi siempre pierde el que le falta dinero”.

4. HiHistóricamente, RD el poder se recicla en el poder. Es por ello que solo 9 hombres gobernaron más de 120 de los 181 años de vida republicana: Pedro Santana, Buenaventura Báez, Ulises Heureaux, Mon Cáceres, Horacio Vásquez, Rafael Trujillo, Joaquín Balaguer, Leonel y Danilo.

En nuestro país, la supremacía del gobierno es inmensa. Es por ello que, del año 1966 hasta el día de hoy, en 59 años de post-trujillismo, solo dos partidos gobernaron 42 años: el PRSC y el PLD. Ganarle a un gobierno es tarea difícil e intrincada, porque el partido que está en el poder es depositario del voto patrimonial por llevar la dirección del Estado, y sobre todo porque le sobra dinero a borbotones al partido oficial para conseguir su objetivo. Hay que ser muy trivial en el análisis para menospreciar a quien sí puede influenciar determinantemente en una nómina de empleados de 900,000 ciudadanos, en más de un millón y medio de beneficiarios de los programas sociales, en decenas de miles de pensionados por razones políticas, en cientos de proveedores y contratistas del Estado, más los miles de adquirentes de títulos de propiedad estatal.

El que se enfrenta al Gobierno en nuestra media isla debe de tener muchos votos propios y muy bien fidelizados, para que estos no sean seducidos por la magia del poder.

5. El que quiera subir las escalinatas del Palacio Nacional tiene que tener fuertes vínculos con los poderes fácticos, con el gigante del Norte, con las iglesias, la oligarquía, los militares y la estructura comunicacional del país, o lo que  llamamos el cuarto poder.

6. Los que aspiran al Olimpo del poder en nuestro país deben saber que hay que contar con el apoyo mayoritario de los ciudadanos que realmente votan, que son los de más de 35 años, ya que en las elecciones del 2024 los electores de 18 a 24 años se abstuvieron de votar en un 68 %, y los de 24 a 35 años en un 62 %. Es precisamente en los más jóvenes donde, por múltiples razones, están los niveles más altos de desafección política.

7. Para sentarse en “la silla de alfileres” hay que tener sólidas relaciones internacionales para que desde el exterior le puedan defender su causa. Hay que tener una gran capacidad para construir alianzas políticas, porque en un sistema multipartidista como el que tenemos hoy (34 partidos reconocidos por la JCE) se hace indispensable articular una sólida coalición electoral, porque los votos para ganar con mayoría absoluta se logran con la sumatoria de todos los votos expresados en los recuadros de los partidos que le apoyen. Así ha quedado demostrado en todas las recientes elecciones realizadas.

8. Pero si hay un elemento fundamental para aposentarse en la casona de la calle Dr. Báez, es que quien sea el abanderado de la mencionada y obligada coalición despierte real confianza no solo en los sectores sociales y económicos, sino fundamentalmente en el segmento poblacional de los “de a pie”, porque son estos que, con su manifiesto apoyo, construyen un auténtico candidato presidencial con reales posibilidades. Simultáneamente, también con las dirigencias partidarias, porque estos son los armadores, los verdaderos artesanos del poder. Y es por estas obvias razones que estos solo se moverán a trabajar por aquellos candidatos que les generen mayor seguridad y certidumbre. Por la existente y creciente incredulidad dirigencial, todo porque en los últimos tiempos “los presidentes han ganado con unos y han gobernado con otros”, y los obreros de la política no quieren dejarse usar más.

Estimados lectores: viendo de manera objetiva y sin emotividad alguna, más tomando en cuenta todos los factores antes mencionados —salvo imponderables que cambien el curso de la historia—, en el caso del PRM, que el presidente Luis Abinader decidiese aspirar nueva vez al cargo —algo muy difícil, más no imposible—, y en el litoral opositor, que la biología le impidiese presentarse a la candidatura presidencial para el año 2028 al principal líder de la oposición, todo se vislumbra a que la competencia electoral por el poder será entre el tres veces presidentDr. Leonel Fernández y el hoy ministro de Turismo David Collado, cuyas quinielas internas le favorecen por su sólido apoyo dentro del PRM, que lo convertirían en el virtual abanderado del oficialismo.

Redacción

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