AGENDA ORIENTAL, Redacción.- Durante décadas, hablar de dinero fue un tema incómodo para muchas mujeres. No solo por la falta de información, sino también por una construcción cultural que asoció la gestión económica con lo masculino. Sin embargo, en los últimos años ese silencio ha comenzado a romperse, dando paso a una nueva generación de mujeres que busca comprender, manejar y controlar sus finanzas con mayor autonomía.
En ese cambio destaca la labor de Fía Rivera, formadora digital que trabaja con emprendedoras de toda América Latina. Rivera ha contribuido a transformar el lenguaje y la actitud con que las mujeres abordan temas financieros, promoviendo una mirada práctica basada en el entendimiento de los números del negocio y no en la motivación superficial.
El avance es significativo. En una región donde la educación financiera es limitada —especialmente entre mujeres jóvenes—, aprender a gestionar ingresos, gastos y reinversiones se ha convertido en una herramienta clave de independencia económica. Rivera enfatiza que hablar de dinero no es un acto de ambición, sino de responsabilidad, y que dominar estos conceptos es fundamental para tomar decisiones con criterio.
Su enfoque contrasta con una cultura que aún transmite cierta culpa cuando una mujer busca prosperar económicamente. Mientras que el éxito financiero masculino suele asociarse con esfuerzo o inteligencia, los logros femeninos tienden a suavizarse con frases como “no todo es el dinero”. Rivera evita los discursos ideológicos y apuesta por lo tangible: medir, calcular y analizar. Para ella, el control financiero es profesionalismo.
Las cifras respaldan la urgencia de este cambio. De acuerdo con datos del Banco Mundial, menos del 30 % de las mujeres en América Latina tiene acceso a educación financiera formal, y menos del 20 % gestiona sus propias inversiones. Esta brecha limita tanto la autonomía personal como el crecimiento profesional. En ese vacío, las comunidades digitales se han convertido en espacios accesibles para aprender conceptos esenciales como fijar precios, calcular márgenes o definir estrategias de reinversión.
En la comunidad de Fía Rivera, el dinero se aborda con naturalidad. Las participantes analizan ingresos, revisan gastos y comparan tácticas sin tabúes ni juicios. Esta normalización ha permitido que muchas mujeres comiencen a verse como gestoras de sus negocios, no solo como proveedoras de servicios. La relación con el dinero deja de ser emocional y se vuelve técnica.
Cerrar esta brecha es vital. Estudios recientes muestran que las mujeres tienden a subvalorar su trabajo y a cobrar menos que los hombres por servicios similares. Rivera observa este patrón diariamente y recalca que fijar precios adecuados no es un asunto de autoestima, sino de sostenibilidad empresarial.
El reto no solo está en generar ingresos, sino en administrarlos y conservarlos. En este sentido, la educación digital ha democratizado el acceso a herramientas financieras que antes estaban concentradas en entornos corporativos. Las comunidades lideradas por mujeres funcionan como espacios de apoyo y aprendizaje práctico.
Hablar de dinero con naturalidad permite negociar con más seguridad, medir resultados con objetividad y tomar decisiones basadas en datos. Aunque parezca un cambio pequeño, sus implicaciones son profundas: más mujeres están tomando control de su tiempo, sus recursos y su desarrollo profesional.

