AGENDA ORIENTAL, SANTO DOMINGO
ESCRITO POR: Richard Medina
Un problema impostergable para República Dominicana es atender la sostenibilidad de sus cuentas fiscales. En cada año después de la pandemia (2021-2024), el Gobierno Central ha recaudado ingresos por debajo de su gasto corriente: se está endeudando para pagar gasto corriente. Si usamos la analogía de una casa, es lo mismo que pensar en una familia que estaría tomando dinero prestado para pagar gastos operativos o recurrentes como la compra de comida, el pago del gas o la electricidad o la cuota del préstamo. En el caso del Gobierno, los préstamos van a cubrir una parte de sus gastos corrientes como la nómina pública, los intereses de la deuda o las transferencias corrientes al sector eléctrico.
Usando la clasificación objetal, se puede sacar qué componentes explican el aumento del gasto público. Comparando las cifras preliminares de 2024 con 2019, el aumento de la partida de remuneraciones y contribuciones (nómina pública) explica 20% del aumento del gasto público en dicho período. La partida de intereses explica un 18% del aumento; los subsidios (gasolinas, programa Supérate) generaron un 12% del aumento del gasto y las transferencias corrientes a las empresas pública no financieras explicaron un 11.8% del incremento del gasto total. Esta última partida se compone en más de un 80% por el subsidio a las empresas distribuidoras de electricidad (EDES). El gasto de capital explicó menos de un 10% de la variación del gasto total en los últimos cinco años.
Este comportamiento se explica por el ciclo de gasto público en que se encuentra el país. Por un lado, el gasto corriente aumenta (nómina, pensiones, subsidios). Como los ingresos son relativamente rígidos, el aumento del gasto corriente genera mayor déficit fiscal. El mayor déficit fiscal debe cubrirse o financiarse contratando más deuda pública. Esa mayor deuda pública implica que en el futuro se pagarán más intereses.
Mayores pagos en intereses de la deuda y en otros gastos corrientes (nómina, pensiones, subsidios), generan un mayor déficit fiscal a futuro. Para evitar que el déficit fiscal sea aún mayor, el Gobierno reduce el gasto de capital (construcción de carreteras, puentes, metros, túneles, etc.), lo cual disminuye la capacidad del país para invertir y crecer más en el futuro, por lo que la capacidad recaudatoria será menor.
En 2025 la situación será más compleja. Al no tenerse los ingresos extraordinarios de AERODOM ni aprobarse la reforma fiscal, el Gobierno ha reducido gastos como la inversión en infraestructura. El menor gasto en infraestructura implica que no se iniciarán los grandes proyectos de transporte masivo que necesita el país y que se desacelerarán las obras que actualmente se construyen. Mientras tanto el gasto de intereses aumentó en RD$40,000 millones respecto a 2024, totalizando más de RD$298,000 millones. De cada 100 pesos que estima recaudar el Gobierno, 24.5 se utilizarían solo para pagar intereses. En 2025, únicamente el gasto en educación (RD$309,000 millones) será mayor que el pago de intereses de la deuda. A futuro, el Gobierno necesita hacer una reingeniería del gasto para aumentar su productividad y elevar el gasto de capital. Antes de aumentar impuestos, el Gobierno puede hacer introspección y tratar de reducir o disminuir el crecimiento de determinados gastos como la nómina pública.