miércoles, abril 2, 2025
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La Antigua Orden Dominicana: ¿Defensores de la soberanía o instrumento de intereses ocultos?

AGENDA ORIENTAL, SANTO DOMINGO.

La reciente marcha convocada por la Antigua Orden Dominicana en el sector de Friusa, Verón, ha dejado al descubierto una realidad preocupante: este movimiento, que se autodenomina defensor de la soberanía nacional, parece estar operando con agendas ocultas y sirviendo como plataforma para intereses políticos desgastados. Si bien su discurso apela al nacionalismo y a la identidad dominicana, la manera en que han actuado genera más dudas que certezas sobre sus verdaderas intenciones.

¿Un movimiento infiltrado o una estrategia calculada?

La marcha en Friusa, que inicialmente fue promocionada como pacífica, terminó envuelta en disturbios y altercados. Testigos y periodistas señalaron al comunicador Santiago Matías (Alofoke) como uno de los instigadores de la violencia. Esto demuestra que la Antigua Orden no es un movimiento controlado ni organizado, sino un escenario en el que cualquier oportunista puede entrar y utilizar su nombre para desestabilizar el orden público.

Además, resulta sospechoso que sectores de la oposición política, debilitados y sin una estrategia clara, hayan encontrado en este grupo un vehículo para resurgir en el debate nacional. ¿Es la Antigua Orden realmente un movimiento nacionalista independiente o es solo una herramienta útil para políticos sin otra vía de protagonismo?

El nacionalismo selectivo: ¿Por qué solo Haití?

Otro aspecto preocupante de la Antigua Orden es su visión sesgada sobre la inmigración. Sus manifestaciones y discursos se enfocan casi exclusivamente en la migración haitiana, ignorando por completo que en la República Dominicana residen más de 600,000 inmigrantes de diversas nacionalidades, incluyendo venezolanos, estadounidenses y europeos.

Si la organización realmente abogara por un control migratorio justo y equilibrado, debería abordar el fenómeno en su totalidad. Sin embargo, su fijación con los inmigrantes haitianos sugiere una agenda de polarización social más que un interés genuino en el bienestar del país.

Violación de las leyes y riesgo para la seguridad nacional

Lejos de ser un grupo de ciudadanos comprometidos con el país, la Antigua Orden opera al margen de la ley. Sus miembros utilizan uniformes similares a los de las fuerzas armadas y la policía, violando la Ley 139-13, la Ley 590-16 y el Reglamento 198-92, normativas que regulan el uso de indumentarias militares y policiales.

Esta práctica no solo es ilegal, sino que representa un riesgo para la seguridad de los ciudadanos, ya que puede generar confusión sobre quiénes son las verdaderas autoridades. En cualquier país con un Estado de derecho sólido, un grupo paramilitar que se apropie de símbolos oficiales sería tratado como una amenaza y sometido a la justicia.

¿Otro caso de movimientos que terminan siendo partidos?

El caso de la Unión Cívica Nacional, que en sus inicios fue un movimiento ciudadano y luego se transformó en un partido político, es un claro ejemplo de cómo iniciativas que nacen bajo la bandera del apartidismo pueden terminar cooptadas por intereses políticos.

La Antigua Orden, con su rápido crecimiento y su capacidad de movilización, podría estar en camino a convertirse en un proyecto político disfrazado de activismo social. La pregunta clave es: ¿están sus líderes realmente interesados en la defensa de la soberanía nacional o simplemente están preparando el terreno para una futura incursión en la política?

Un movimiento que no es lo que dice ser.

Más que un grupo de ciudadanos preocupados por el futuro de la República Dominicana, la Antigua Orden Dominicana parece ser una organización con intereses ocultos, manipulada por oportunistas y con un discurso que divide más de lo que une.

Su falta de respeto por las leyes, su enfoque selectivo sobre la migración y su vinculación con actores políticos en decadencia dejan claro que no es una solución para los problemas del país, sino una amenaza potencial para la estabilidad y la seguridad nacional.

El verdadero patriotismo no se basa en la provocación ni en la ilegalidad, sino en el respeto a las instituciones, la unidad del pueblo y la búsqueda de soluciones reales para los desafíos del país. La Antigua Orden Dominicana, lejos de representar estos valores, parece estar alimentando un clima de tensión y desconfianza que no beneficia a nadie.

 

Redacción

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