Santo Domingo Este, Agenda Oriental:
Por: José Paulino
En la política local, los cargos electos deben ejercer sus funciones con dignidad, respeto y, sobre todo, conciencia del servicio público que representan. Lamentablemente, en días recientes se ha registrado un hecho preocupante en el Ayuntamiento de Santo Domingo Este que deja entrever una peligrosa distorsión de jerarquías y funciones dentro del gobierno municipal.
El pasado miércoles, en horas de la tarde, la Vicealcaldesa de Santo Domingo Este, doña Ángela Henríquez, fue objeto de una muestra de irrespeto e inequívoco abuso de poder por parte de la señora Odris Carvajal, secretaria del Alcalde Pastor Dio Astacio. Según los informes, Henríquez fue retenida en la antesala del despacho del alcalde durante más de 25 minutos bajo el argumento de que no contaba con una cita previa, negándosele el acceso a una oficina que, por jerarquía y función, debería estar abierta para ella en su condición de segunda autoridad del municipio.
¿Desde cuándo una secretaria de cargo administrativo y de apoyo ostenta poder suficiente como para obstaculizar o condicionar el acceso de una vicealcaldesa al despacho del principal ejecutivo municipal? ¿Qué clase de cultura institucional se está gestando en el Palacio Municipal de la carretera Mella, donde los puestos técnicos se anteponen al orden democrático y administrativo?
Este hecho no puede pasar por alto. No se trata de un incidente aislado. El comunicador José Paulino denunció hace poco haber sido víctima de una situación similar por parte de la misma señora Carvajal, quien lo habría retenido por más de una hora y media en el lobby del edificio. Estos patrones de conducta evidencian una peligrosa tendencia a ejercer poder sin control ni límites, socavando la institucionalidad y fomentando un ambiente de arbitrariedad.
Resulta todavía más desconcertante que estas acciones se cometan en nombre o bajo la sombra del alcalde Dio Astacio, figura ampliamente respetada y conocida por su vocación cristiana, apertura al diálogo y servicio comunitario. Quisiéramos pensar que se trata de un caso de exceso unilateral y no de una conducta avalada por su despacho, porque de ser así, estaríamos ante una contradicción moral inaceptable entre el mensaje del líder y las acciones de su equipo inmediato.
Por respeto a la institucionalidad, al cargo que ostenta doña Ángela Henríquez y a los ciudadanos que esperan un gobierno municipal transparente, participativo y libre de egos desbordados, es urgente que el Alcalde intervenga personalmente y ponga límites claros a los comportamientos inadecuados de su personal. El respeto entre funcionarios es un pilar esencial para el funcionamiento armónico del Estado.
Este tipo de incidentes erosiona la confianza ciudadana y lanza un mensaje equivocado: que en el Ayuntamiento de Santo Domingo Este se gobierna desde las sombras, con criterios personales por encima de las normas.
Señor Alcalde Dio Astacio: Aún está a tiempo de corregir el rumbo, demostrar su liderazgo y devolver la dignidad al despacho que hoy ocupa. El poder debe ejercerse con sabiduría, no con arrogancia delegada.