AGENDA ORIENTAL, SANTO DOMINGO
ESCRITO POR: Licda. Dulcenis Trinidad
El Plan “Aulas 24/7” anuncia 70 obras en Santo Domingo Este, pero para muchos padres y comunidades ese discurso es solo espejismo: aulas inconclusas y promesas sin fundamento.
El municipio de Santo Domingo Este podría estar viviendo un engaño educativo. El Gobierno asegura que acelerará la terminación de 70 centros escolares a través del Plan “Aulas 24/7”, pero en varios barrios esos anuncios se traducen en frustración, abandono y una herida educativa abierta que amenaza el futuro de miles de estudiantes.
En una reciente mesa de trabajo encabezada por la Dirección de Infraestructura Escolar (DIE) y la Alcaldía de Santo Domingo Este, se confirmó que varias de las obras están paralizadas por “situaciones legales, presupuestarias y condiciones de suelo”. Según el director de la DIE, ingeniero Roberto Herrera, hay recursos asignados para reactivar esos trabajos, aunque exigir que se cumpla no es lo mismo que ver un aula terminada.
Es una bomba de humo por varios motivos que alarman a la comunidad. Primero, el costo anunciado supera los RD$ 2,000 millones para esos 70 planteles dentro de Santo Domingo Este, según la Alcaldía. Segundo, el poder político se viste de generoso; el alcalde Dío Astacio habla de impacto “en miles de estudiantes” mientras sugiere sistemas para recoger agua pluvial, como si lo urgente fuera la estética y no los ladrillos pendientes.
Y más grave aún, algunas comunidades insisten en que no han visto señales reales de avance. Líderes locales, padres y maestros denuncian que los trabajos prometidos siguen siendo esqueleto, sin acabados, sin ventanas, sin baños terminados. Esas escuelas “dignas” que deberían ser refugios para el aprendizaje, para muchos parecen ser solo escenarios de un show que jamás verá su gran final.
Mientras tanto, el Gobierno presume éxitos globales; la DIE afirma haber entregado 1,155 nuevas aulas en tan solo cinco meses, entre abril y agosto de este año. Esa cifra podría parecer impresionante, hasta que se cuestiona cuántas de esas aulas realmente benefician a Santo Domingo Este. ¿Cuántas están entre esas 70 prometidas? ¿Cuántas fueron entregadas completamente terminadas y funcionando?
Para muchos críticos, esa respuesta no existe públicamente. Es un silencio incómodo. Si bien la DIE asegura que trabaja “día, noche y fines de semana” para cumplir, para las comunidades se siente como un velo para encubrir el fracaso.
Padres en Cancino Adentro, La Milagrosa y otros sectores repiten algo con dolor y rabia: “No confiamos más en promesas”. Hablan de aulas improvisadas, espacios sin puertas, filtraciones cuando llueve y un abandono institucional que pesa como plomo. No es solo una acusación pública: es un reclamo legítimo de quienes están hartos de escuchas bonitas en comunicados oficiales, pero ver pocos ladrillos firmes.
Esa indignación debería sacudir a las autoridades. No es suficiente decir que “se asignarán fondos” o que “se acelerarán pagos a contratistas”. Las escuelas no solo necesitan ser construidas; deben ser entregadas, habilitadas, seguras y listas para recibir estudiantes con dignidad. No es más ni menos que el derecho básico a una educación en condiciones decentes.
Además, la planificación parece descoordinada. Si el Plan “Aulas 24/7” se anuncia con tanta fanfarria, ¿por qué tantas obras están detenidas por “condiciones de suelo”? ¿Quién supervisó la viabilidad técnica antes de presentar tantos planteles en el municipio? ¿Dónde están los informes públicos detallados de cada obra?
La comunidad reclamante no pide caridad, pide rendición de cuentas. Exige que el Gobierno muestre cronogramas reales, liste las obras terminadas y las que están en espera, y explique por qué muchas permanecen en limbo. También demanda que padres, maestros y líderes sean parte de esas mesas de trabajo no solo como públicos, sino como voces con peso.
Si estas 70 escuelas fueran realmente una prioridad, no deberían estar en el limbo burocrático. Si la educación es tan sagrada para la administración actual, los hechos deberían gritar más fuerte que los discursos. Pero hoy en Santo Domingo Este, lo que grita es el vacío, las promesas rotas y el eco de un futuro pospuesto para muchos niños.
Es momento de decirlo claro: un plan educativo sin cumplimiento no es una inversión, es una ilusión. Y en Santo Domingo Este, los engaños ya no tienen perdón. La ciudadanía merece respuestas reales, no más discursos huecos, ni un alcalde mediático sin gestión.
- ¿Cuándo empiezan?
- ¿Cuál es el cronograma?
- ¿Cuáles escuelas están incluidas?
- ¿Quiénes son los responsables de obra?

