AGENDA ORIENTAL, SANTO DOMINGO.
Por: José Paulino
El pasado fin de semana, en una actividad política encabezada por Carolina Mejía, el diputado de la Circunscripción No. 03 de Santo Domingo Este, Yancarlos Simanca, lanzó una puya bien directa –aunque sin nombres– hacia los “indecisos” dentro del Partido Revolucionario Moderno (PRM) que aún no se han alineado con ningún proyecto presidencial de cara al 2028. Lo curioso no fue el comentario en sí, sino el evidente tono de molestia con aquellos dirigentes que, a juicio del legislador, “quieren jugar las fichas del parcha”.
La frase es más que coloquial: describe a quienes tratan de mantenerse en el centro, tanteando el terreno, esperando que el panorama se aclare para moverse según les convenga. En política, esto se traduce como oportunismo, ambigüedad o cálculo frío. ¿Pero a quién, específicamente, se refería Simanca?
Si revisamos el mapa político interno del PRM en SDE, notamos que varios altos dirigentes aún no han dado señales claras de respaldo a ninguno de los principales proyectos presidenciales que se perfilan: el de Carolina Mejía, Guido Gómez Mazara o una eventual figura emergente. Entre ellos están nombres de peso como Bertico Santana, Manuel Jiménez, Erick Guzmán, Robert Arias, el Dr. Burgos Gómez y el propio alcalde Dio Astacio. Ninguno ha hecho pública su preferencia, al menos no de forma contundente.
De todos ellos, hay quienes, por su influencia territorial o su historial político, podrían estar en la mira de Simanca. Por ejemplo, Dio Astacio, actual alcalde, ha demostrado un estilo independiente y estratégico, y hasta ahora no se ha casado con ningún bando. Su silencio puede interpretarse como una jugada de prudencia… o como esa famosa ficha del parcha a la que se refería el diputado.
Pero no descartemos a Bertico Santana, veterano legislador y líder de gran incidencia en la base del PRM en SDE. Su falta de definición en torno a un proyecto presidencial también podría estar generando tensiones internas, sobre todo entre quienes ya se han jugado su carta públicamente.
Más que una crítica aislada, lo dicho por Simanca revela una creciente presión dentro del PRM por definir lealtades. El 2028 parece lejano, pero el juego ya comenzó, y quienes se demoren demasiado en moverse podrían quedar fuera de la partida.
Lo que está claro es que el PRM ya no es el partido pequeño y unido de hace unos años. Es un partido en el poder, con corrientes, intereses cruzados y liderazgos emergentes. En ese escenario, la “neutralidad” no siempre se lee como madurez política; muchas veces se interpreta como cálculo, o peor, como debilidad.
El mensaje de Yancarlos Simanca fue claro, aunque cifrado. Y como en toda puya política, cada quien sabrá si le sirve el sombrero.
