AGENDA ORIENTAL, SANTO DOMINGO
¡Gloria al bravo pueblo que el yugo venció, la ley respetando la virtud y honor!
Así resuenan las primeras notas del Himno Nacional de Venezuela, un eco de su glorioso pasado y un contraste con su presente turbulento. La Revolución Bolivariana, iniciada por Hugo Chávez en 1999 con promesas de equidad y soberanía, ha navegado por aguas tormentosas bajo la presidencia de Nicolás Maduro, ahora, con las elecciones del 28 de junio de 2024, Venezuela se asoma a un posible cambio de rumbo.
La desaparición de Chávez dejó un vacío de liderazgo que Maduro ha intentado llenar, enfrentando controversias y una nación fracturada, pues las elecciones de 2013 y 2018, estuvieron empañadas por denuncias de fraude y disminución de la participación, la cual refleja una crisis profunda. La producción petrolera, otrora columna vertebral de la economía, se desplomó más del 80% desde 2013, y la inflación descontrolada ha devaluado la moneda nacional a extremos insostenibles.
En este escenario, figuras como Edmundo Urrutia y la inhabilitada María Corina Machado emergen como símbolos de poder y resistencia. Urrutia, con su llamado a la reconciliación, y Machado, con su defensa incansable de la democracia, encarnan las esperanzas y frustraciones de un pueblo sediento de cambio.
Los posibles desenlaces postelectorales se presentan como sigue:
- Victoria y Aceptación de Maduro: Podría marcar el inicio de una reconstrucción nacional, con la posibilidad de levantar sanciones que han asfixiado la economía con pérdidas superiores a los $300 mil millones.
- Derrota y Rechazo de Maduro: Sumiría al país en un caos aún más profundo, cuestionando la legitimidad del gobierno y aumentando el riesgo de conflictos civiles.
- Acusaciones de Fraude Electoral: Erosionarían aún más la confianza en el proceso democrático, haciendo imperativa una auditoría electoral transparente y la intervención de observadores internacionales.
- Ganancia cuestionable de Maduro: Intensificaría el escrutinio internacional y podría desencadenar protestas internas, exigiendo justicia y transparencia.
- Empate Técnico: Colocaría a la política venezolana en un estado de incertidumbre, requiriendo negociaciones delicadas y posiblemente una segunda vuelta electoral.
- Formación de un Gobierno de Coalición: Señalaría un nuevo amanecer para la política venezolana, abriendo la puerta a la colaboración entre diversas facciones políticas.
La narrativa de Venezuela está en un punto de inflexión. Con líderes emergentes y una sociedad civil fortalecida, el país tiene la oportunidad de cerrar el capítulo de una revolución desvanecida y comenzar una nueva página. El ocaso de una era puede ser el preludio de un renacimiento de otra, donde la esperanza y la acción convergen para forjar un futuro más prometedor y brillante para Venezuela.