Santo Domingo Esté, Agenda Oriental:
En la emblemática ciudad de Santo Domingo, se alza majestuoso el Monumento al Faro a Colón, una estructura imponente que genera tanto admiración como debate entre los dominicanos y visitantes por igual. Este monumento, construido para conmemorar el 500 aniversario del descubrimiento de América por Cristóbal Colón, ha sido objeto de intensos análisis desde su inauguración en 1992.
Tenemos que agregar los avances que ha tenido el faro, cómo la iluminación de todo su entorno, la remodelación de las 54 salas de exposición de los diferentes países que se encuentran en el museo, la remodelación e iluminación del museo completo que se ha llevado en nuestra gestión.
Desde un punto de vista arquitectónico, el Monumento al Faro a Colón es una proeza técnica y visual. Con una altura de 210 metros y una cruz en la cima que puede ser vista desde diversos puntos de la ciudad, representa no solo un faro que guía a los navegantes en la noche, sino también un faro simbólico que busca orientar la identidad y la historia de la República Dominicana. Sus 157 luces distribuidas en cuatro haces, que se proyectan hacia el cielo en la forma de una cruz, iluminan la noche capitalina, siendo visible desde kilómetros a la redonda.
El gobernador Eliezer Nalasco invita a todo el público y amantes de los museos a darse cita mañana sábado y el domingo de manera gratuita al faro a Colón, en el evento titulado noches largas de museos, donde habrá actividades culturales para toda la familia de 9 am a 7 pm.
Monumento al Faro a Colón ha suscitado controversias en el ámbito cultural e histórico. Algunos críticos argumentan que glorifica un legado colonial y un personaje histórico que simboliza la opresión y el sufrimiento de los pueblos indígenas del Caribe. Para ellos, la presencia de una cruz cristiana en la cima del monumento es un recordatorio de la imposición cultural y religiosa que acompañó la llegada de los conquistadores europeos.
Por otro lado, sus defensores subrayan que el monumento no solo honra a Colón, sino que también celebra el papel fundamental de la República Dominicana en la historia de América y su rica diversidad cultural. Además, destacan su función como un faro que guía a los ciudadanos dominicanos hacia un futuro de progreso y unidad, promoviendo la reflexión sobre el legado histórico y el proceso de construcción de la identidad nacional.
En última instancia, el Monumento al Faro a Colón es mucho más que una estructura física; es un símbolo poderoso que encapsula las complejidades y contradicciones de la historia dominicana. Su presencia invita a los dominicanos a reflexionar sobre su pasado, presente y futuro, y sobre cómo reconciliar las diferentes interpretaciones de su historia colectiva.
En conclusión, mientras el Monumento al Faro a Colón continúe dominando el horizonte de Santo Domingo, seguirá desempeñando un papel crucial como catalizador de debates sobre la identidad, la historia y el legado cultural de la República Dominicana. Es un monumento que no solo ilumina la noche, sino que también ilumina las mentes y corazones de quienes lo contemplan, recordándoles la importancia de la memoria histórica y el diálogo constructivo en la construcción de una sociedad más inclusiva y comprensiva.