AGENDA ORIENTAL, SANTO DOMINGO
La suntuosa silla presidencial, que, desde la época trujillista, acompañaba a los mandatarios dominicanos en todos los escenarios dentro y fuera del Palacio Nacional, como un símbolo de poder político, felizmente ha desaparecido de las mesas de honor de las actividades encabezadas por el jefe de Estado en los últimos años.
A juicio de algunos, era un símbolo que servía para distanciar al mandatario de los demás ciudadanos, y no era para menos, ya que se trataba de una imponente silla de caoba con un forro rojo intenso y con detalles del escudo nacional en la parte superior. Hasta tenía asignado un militar para su cuidado.
Había varias con las mismas características y cuando era sacada del Palacio Nacional se hacía en un camión cerrado del Cuerpo de Ayudantes Militares y se le cubría con una capa especial para protegerla del sol o del agua.
Esa fue la costumbre de todos los mandatarios dominicanos después de la dictadura, por lo que en la psiquis dominicana “la silla de alfileres” como en una ocasión le llamó el expresidente Joaquín Balaguer, junto con la banda presidencial fue durante un largo tiempo uno de los símbolos que inequívocamente se asociaba al poder político.
Por ejemplo, durante el acto de graduación de este domingo de 1,004 nuevos agentes policiales del Curso Básico de Formación Policial de la Escuela de Entrenamiento Policial, del campus Gaspar Hernández, como ya es costumbre, el presidente Luis Abinader al encabezar la actividad en su condición de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, ocupó una de las tantas sillas ordinarias que estaban dispuesta para los presentes, no una silla con adornos especiales.
Al inicio de la administración del expresidente Danilo Medina, trató de distanciarse de uso, sin embargo, más adelante al encabezar actividades en el Palacio Nacional sí usó la emblemática silla.
Antes de Medina, todos los demás mandatarios hacían un uso religioso de la silla de alfileres.