AGENDA ORIENTAL, SANTO DOMINGO
Por Juan López
Para las elecciones de los Estados Unidos de América (EE.UU) a efectuarse el 5 de noviembre, la sociedad se encuentra dividida y los electores están, totalmente, polarizados entre los que apoyan las ideas y propuestas de la mutual Donald Trump—JD Vance del Partido Republicano y los que se identifican con la ideología y planteamientos programáticos del binomio Kamala Harris—Tim Walz del Partido Demócrata.
En dichas elecciones también se escogerán 435 miembros de la Cámara de Representantes (diputados), 33 senadores y varios gobernadores y alcaldes.
Al igual que Terencio, “soy hombre, nada humano me es ajeno”, por lo cual reflexionamos ante tan importantes y competitivos comicios y las propuestas de gobierno que están presentando los candidatos republicanos y demócratas.
Obviamente, nuestra reflexión se fundamenta en los mejores intereses y conveniencias de los pueblos latinoamericanos y, muy en especial, en las “históricas vinculaciones y acontecimientos políticos, diplomáticos y comerciales existentes entre EE.UU y Rep. Dominicana”; en base a lo cual nos identificamos con la oportuna exhortación del papa Francisco: “Que los norteamericanos elijan el mal menor”, por las siguientes consideraciones:
No obstante que, en estos comicios se repite la tradicional confrontación del bipartidismo que ostentan republicanos y demócratas, en ellos existen tres importantes coincidencias estratégicas:
1.- Sus ejecutorias como gobiernos estarán destinadas a favorecer, principalmente, los intereses norteamericanos, basados en la famosa Doctrina Monroe que están implementando desde 1823: “América para los (norte) americanos”.
- – Los dos posibles próximos presidentes tienen como fundamento esencial una geopolítica cuyos mecanismos y procedimientos los utilizarán para imponer, a cualquier costo, sus objetivos internacionales, políticos y económicos en función de sus intereses mundiales, para lo cual no tienen límites en el uso de sus potentes recursos económicos y militares.
- – Los representantes de ambos partidos, en el ejercicio gubernamental, tienen el mismo comportamiento como primera potencia mundial. No admiten límites para el uso de los procedimientos políticos, chantajes, injerencistas y ocupaciones militares contra otros países, de lo cual la Rep. Dominicana ha sido víctima en varias ocasiones y diferentes formatos.
En el caso específico del candidato republicano, Donald Trump, consideramos que su estilo político agresivo, conflictivo y sectario promueve el odio y resentimientos. Cualquieriza a sus adversarios, es un exponente de expresiones y acciones radicalmente xenofóbicas y denigrantes contra los inmigrantes. También exhibe un liderazgo político excéntrico y prepotente que valoramos como un ejemplo negativo para nuestras prácticas políticas, el sistema democrático y futuras generaciones.
Mientras que la candidata demócrata, Kamala Harris, reivindica las políticas progresivas haciendo énfasis en el propósito de imponer a nivel mundial su ideología de género, en particular la promoción de las conductas extravagantes y exhibicionistas de las personas y cultura LGTBQX. También reivindica las políticas intervencionistas que afectan los principios de autodeterminación, libre albedrío y soberanía de los pueblos, lo cual es una peligrosa amenaza para la paz mundial.
No obstante, lo anterior, consideramos que resultará alentador e histórico el triunfo electoral de Kamala Harris por sus condiciones de ser mujer, negra y de comportamientos personales respetuosos y decentes.
Ante estas evidentes situaciones, nuestros razonamientos políticos con respecto a los dos principales candidatos presidenciales para las próximas elecciones en EE.UU. es la preferencia por el mal menor.
Con las positivas expectativas para nuestros pueblos, nos limitamos a esperar que los electores norteamericanos acudan a votar pacíficamente y se respeten sus resultados. Quien resulte triunfador pueda implementar un ejercicio gubernamental exitoso, fortaleciendo la democracia, institucionalidad y económicamente beneficie al pueblo norteamericano. También que sea capaz de implementar una política internacional de buena vecindad para América Latina y que contribuya con la materialización de la tan necesitada paz mundial. ¡Son nuestros sinceros deseos!