viernes, noviembre 1, 2024

Lealtad en Tiempos de Cambio: Reflexiones sobre un Valor Fundamental

AGENDA ORIENTAL, SANTO DOMINGO

Por: Julio César García Mazara, MA

La lealtad, ese valor tan discutido y a menudo malentendido, se presenta como un principio fundamental en nuestra interacción con el mundo, ya sea a nivel personal, social o político. En un contexto donde las relaciones humanas se están redefiniendo constantemente, es crucial acercarnos al concepto de lealtad desde una perspectiva matizada y consciente. No se trata solo de la simple devoción a una causa, un gobernante o una comunidad; la lealtad conlleva una responsabilidad y una ética que deben ser examinadas con profundidad.

John Kleinig plantea, la lealtad es un concepto que ha ocupado las mentes de filósofos, sociólogos y teóricos de diversas disciplinas a lo largo de la historia. Sin embargo, en la modernidad nos enfrentamos a la creciente necesidad de revaluar qué significa ser leal en un mundo marcado por la pluralidad de ideas y por la desconfianza institucional. La lealtad ya no puede ser vista simplemente como un apego ciego a una ideología o autoridad; debe estar acompañada de una crítica constructiva y de un entendimiento ético de nuestras decisiones.

El dilema del deber leal que Royce aborda es particularmente relevante hoy en día. La idea de que la lealtad es la «virtud central» puede resultar perturbadora en un contexto donde los sistemas de creencias a menudo chocan y en donde las lealtades pueden llevar a la defensa de acciones moralmente cuestionables. La lealtad, entonces, debe estar enraizada en valores objetivos y no ser un mecanismo para justificar comportamientos destructivos. Como señala el Evangelio de Mateo, no se puede servir a dos señores. Esta dualidad de lealtades puede llevar a una profunda crisis personal y colectiva cuando las expectativas de un grupo o individuo entran en conflicto con nuestras convicciones éticas y morales.

Los desafíos contemporáneos, desde la polarización política hasta el auge del nacionalismo, subrayan la necesidad de un enfoque crítico hacia la lealtad. No se trata de renunciar a ser leales, sino de asegurarnos de que nuestras lealtades se alineen con principios universales de justicia y humanidad. Así, la «causa objetiva» a la que le somos leales debe ser el bienestar colectivo, la verdad y el respeto por los derechos de los demás. De lo contrario, corremos el riesgo de que la lealtad se convierta en un instrumento de opresión, ya sea a través de ideologías extremas o de prácticas empresariales poco éticas.

Es vital reconocer que ser leal a nuestras propias creencias y valores es tan esencial como ser leales a los demás. La auto-lealtad abre la puerta a la autenticidad y a la conexión genuina con otros, lo que a su vez fortalece nuestras relaciones y comunidades.

La lealtad no es un concepto monolítico o estático. Debe ser una virtud reflexionada y crítica, que implique un compromiso consciente y responsable hacia causas que enaltezcan la dignidad humana, la justicia y la verdad. Solo así podremos navegar en un mundo complejo y a menudo caótico, sin perder el norte de nuestros principios y valores fundamentales.

 

 

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